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Kukulkán enfrenta a Chaac

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Kukulkán enfrenta a Chaac

Fotografía INAH
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Mérida, Yucatán, a 21 de marzo de 2010.- El ansiado descenso de Kukulkán, que marca el inicio de la primavera, una vez más está sometido a los caprichos de Chaac, deidad maya de la lluvia, puesto que el fenómeno arqueostronómico que año con año se registra en Chichén Itzá, podría no verse debido a la nubosidad que cubre Yucatán.

El mal tiempo, que amenaza con impedir la apreciación del fenómeno de luz y sombra, se debe a la presencia del frente frío 40, según reportes del Servicio Meteorológico Nacional; sin embargo, eso no es impedimento para que se espere una visita a la zona arqueológica de aproximadamente 15 mil personas.

La Secretaría de Seguridad Pública (SSP) organizó un operativo especial, en el que se cuentan unidades de auxilio en las inmediaciones de Chichén Itzá, así como dispositivos viales en las salidas carreteras hacia la ciudad maya.

 El fenómeno conocido como “El descenso de Kukulkán”, ocurre en dos ocasiones al año, durante los equinoccios de primavera y otoño, cuando la disposición de la estructura denominada El Castillo queda alineada con el sol, de tal manera que la arquitectura propia del edificio provoca que en su costado se formen triángulos de luz que bajan desde la parte superior hasta la base, donde yacen dos cabezas de serpiente, que representan al dios maya.

Información del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), señala que “Chichén Itzá es una fuente de invaluables datos para el conocimiento del pasado prehispánico. Por su belleza y singularidad, es un referente cultural para todos los mexicanos, y, en buena medida, un símbolo de identidad indígena y nacional”.

La ciudad prehispánica de Chichén Itzá es en la actualidad un destino turístico para más de un millón de personas que la visitan cada año. El edificio más prominente de la metrópolis, la Pirámide de Kukulcán (El Castillo), se ha convertido en un emblema de la cultura maya en todo el mundo, añade la institución.

“Como un polo de atracción turística que es, Chichén Itzá enfrenta hoy, en los inicios de este nuevo milenio, un reto formidable, como es el lograr un desarrollo sustentable y a la vez garantizar su conservación integral, con el fin de preservarlo y dejarlo como un legado para las generaciones futuras”, advierte.

El área que actualmente es visitada tiene una extensión de 47 hectáreas, pero la zona protegida de Chichén Itzá se extiende por más de 15 kilómetros cuadrados, que incluye la totalidad de los edificios monumentales de la ciudad. A esta delimitación se conoce como poligonal de protección.

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