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Elogios de Sara Poot a Mérida

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Elogios de Sara Poot a Mérida

sara-poot-herreraMérida, Yucatán, a 07 de enero de 2011.- Una de las grandes intelectuales y escritoras yucatecas, Sara Poot Herrera, ensalzó en solemne pero emotivo acto de Sesión del Cabildo a la ciudad de Mérida, a la que vistió de lisonjas, le dedicó memorias, comparaciones a su blancura y la bendijo por el 469 aniversario de su fundación.

Sara Poot intervino como oradora huésped ante miles de oídos de meridanos que escucharon sus fragmentos de poema, sus exaltaciones y su pasión por esta ciudad.

«Volvamos a Mérida, que esta noche es donde tenemos que estar y yo la bendigo”, dijo la especialista en literatura hispánica y contemporánea, con un largo currículum de artículos dedicados a la obra de Sor Juana de la Cruz, pero rendida en esta ocasión ante el encanto de la plaza y las luces fulgurantes de la ciudad.

«Cada quien habla de Mérida según le va en ella. Nos ha de ir muy bien, por lo que Mérida nos ha dado. ¿Qué darle nosotros a ella? ¿Qué regalarle hoy por lo que nos ha dado siempre», exclamó la catedrática de prestigiosas instituciones como la Universidad de California y El Colegio de México.

La especialista en literatura hispánica y contemporánea habló durante la sesión convocada a cielo abierto, en la Plaza Grande, donde exclamó su placer por las palabras y la oportunidad de dedicar las líneas de sus nueve cuartillas a la ciudad Mérida, a 469 años de distancia de su conformación.

Ante cientos de meridanos congregados en el corazón de la ciudad, la autora de «Los Guardaditos de Sor Juana», expresó que Mérida no sólo fue ciudad blanca porque era limpia o por el color de la vestimenta de algodón de los habitantes, sino por el color de sus redondas casas de arquitectura perfecta.

«Desde el primer momento del 6 de enero de 1542, nacía una ciudad caliza, castiza y mestiza y, aunque de proceso conflictivo, se perfilaba como bicultural y bilingüe que con el paso de los años dio como resultado la imponente ciudad que hoy en día conocemos», compartió la oradora a los asistentes.

«Esta plaza de sol, luna y de estrellas, de trovadores y de olor a naranja, es tan imprescindible, es tan grande que aquí cabemos todos, los de adentro y los de afuera y esta noche es prueba de cómo Mérida nos tiene en sus manos», dijo emocionada Poot-Herrera, una escritora e intelectual yucateca, itinerante, distinguida con múltiples reconocimientos académicos.

La escritora yucateca reconoció la dicha de los meridanos de habitar en una ciudad como Mérida y, en una demostración de su vasto acervo cultural, estableció paralelismo con otra denominada “ciudad blanca” como Arequipa de Perú y otras de la comunidad de naciones del orbe.

«Perú tuvo una ciudad blanca (Arequipa), como existen también otras en éste y en otros continentes. Pienso en Popayán en Colombia ¡bienvenida al Festival de la Cultura de Mérida!, en Metapán de El Salvador, en Ibarra en Ecuador; en Belgrado, en Ostuni, Viena, en Tel Aviv, en Lisboa, entre otras ciudades blancas del mundo”, dijo.

Al cautivar la atención de los presentes, la exponente explicó que ante la imposibilidad de intentar un inventario de la historia de 469 años de Mérida, de sacrificios, soltó algunas preguntas a los presentes:

«¿Cómo hacer una celebración cuando México des-celebra su llamado ‘violencentenario’?, ¿cómo obviar problemas meridanos, yucatecos, mexicanos, latinoamericanos, del mundo entero? ¿Cómo explicar que ahora una pantalla nos desnude antes de tomar el avión para ir a cualquier lugar del mundo e incluso venir a Mérida a donde hay que venir cuando dicho mundo se acabe?».

“¿Cómo aliviar odios y resentimientos derivados de sociedades desiguales como la nuestra? ¿Cómo quejarnos cuando nos aprieta uno de los muchos pares de zapatos que nunca nos ponemos y no darnos cuenta de que hay a quienes no les alcanza ni para un solo par?”

“¿Cómo es posible que la gente se acostumbre a las (malas) noticias [¡qué eufemismo!] de cada día? ¿Cómo es posible que se enojara aquel señor por la devastación de la naturaleza cuando él mismo y en ese momento tiraba la colilla de su cigarro en las aguas del cenote del cual le presumía a sus y su participación en los festejos.

Al final de su intervención, Sara Poot recibió un reconocimiento del Ayuntamiento de Mérida, un intenso aplauso y aprecio de los presentes que la reconocen como una de las intelectuales y escritoras yucatecas de mayor renombre en el mundo de la literatura.

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