Si las piedras hablaran, a pesar de que sólo nos miran..
Por Rafael Aguiar / 2 de septiembre 2019
Pedruño agreste
de verdor rebosante
fulgurante
Laja de bajamar
reducto de vaciante
hasta el letargo
dilatado del astiaje
Chaltún mutante
amalgama cementa de granitos craquelados
vestigios de conchas multiformes
Sedimento calcáreo
suelo somero
huella decantada
de molusco y caracola
apilada en milenios
obstinados
Chaltún horadado
en intrincadas cavernas
repletas de aguas dulces mansas y diáfanas
Expía nuestras
miasmas oprobiosas
de tu frágil agonía
Tus estalactitas
lagriman ácidas
gotitas de venenos
agrarios o detritos
urbanos
Chaltún roca dura
Matria peninsular
dócil al pertinaz
golpe de la mano
del escultor
Con pedernal filoso
se erigieron islas triangulares
en un mar de selvas
primigenias
persuasivas
a la ocupación y barbarie
Chaltún a fuego de hierro
se erigieron
Santuarios
Casonas amuralladas
Baluartes infranqueables
y palacios recios
Adosados con tus lajas
astilladas
Chaltún pedruño
Lápida para el descanso
eterno
Regazo plácido
al andar del viajero
Sartenejas secas
ávidas de lluvias
Torso franco
bruñido
al rayo solar
Piso llano
para reptante
plácido
Nutriente de ovillos
ensortijados
de verdores excesivos
Mis plantas descalzas
también aferran
mi excelsa raigambre