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Membrete chino, cabeza de playa

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Membrete chino, cabeza de playa

República de las Bananas

dragon-mart

Por Eduardo Lliteras Sentíes

No pierden tiempo. Los más de 3 mil chinos que habitan en la Península de Yucatán (oficialmente) se organizan para tener una asociación que defienda sus intereses y los asesore legal y comercialmente con la finalidad de expandir los intereses de la nación de Confucio en la región. Son la cabeza de playa del desembarco chino en Yucatán y en la Península, en donde están erigiendo su Dragon Mart, inmenso centro a través del cual pretenden introducir, exhibir, vender e inundar al sureste y a México con sus  mercancías chinas a precios por debajo de sus símiles producidos en México. Es decir, a precios dumping con los que además aplastarán a los talleres familiares, a las micro, pequeñas y medianas empresas mexicanas, yucatecas y peninsulares. Tras la quiebra de las empresas (con el consecuente desempleo) vendrá la tercera fase del dominio chino –prohijado desde los diversos sectores de la autoridad ya sea por ignorancia o por inconfesables intereses compartidos- que será la compra de las empresas quebradas para colocarles la bandera roja. Esto que digo, ya lo han hecho, en otras partes del mundo, no descubrimos el hilo negro. La cuarta fase es el dominio político a partir del dominio económico.

Como se sabe, la relación comercial entre México y China es completamente favorable a la potencia del dragón. Es decir, deficitaria para nuestro país, en un desbalance preocupante.

En efecto. En 2012, México exportó productos al mercado chino por apenas 5,721 millones de dólares. Pero sus compras al gigante asiático sumaron 56,936 millones de dólares, con lo que registró un saldo desfavorable de 51,215 millones, el más abultado de todo su comercio exterior.

Y a nivel estatal pasa lo mismo. Mientras Yucatán apenas exporta 250 mil dólares a China, los chinos nos venden más de 74 millones de dólares anualmente. Y van por más.

La semana pasada se anunció la creación de la llamada “Asociación China Península de Yucatán-México”, la que fue apadrinada en el Centro de Convenciones Siglo XXI por el Gobierno del Estado, aunque se sabe que detrás de dicho membrete opera el largo brazo de Beijing.

Al evento acudió el titular de la Secretaría de Fomento Económico (Sefoe), David Alpizar Carrillo, en representación del Gobernador Rolando Zapata Bello.

Cabe recordar lo que ha dicho el coordinador del Consejo de Cámaras Industriales de Jalisco (CCIJ), Juan Alonso Niño Cota, en el sentido de que es momento oportuno para que la secretaría de Economía, a nivel federal, ponga freno o busque un replanteamiento del llamado Dragon Mart Cancún.

«Hemos manifestado en diferentes foros nuestra preocupación por los perjuicios que este proyecto (Dragon Mart) le puede provocar a la planta productiva nacional y en ese sentido nos hemos pronunciado en contra porque no beneficia en ningún sentido a la productividad, al mismo desarrollo de las empresas mexicanas, jaliscienses” y yucatecas.

Pero el poder chino ya se deja sentir. El mismo tren transpeninsular está pensado para servir a sus intereses comerciales. De allí la obcecación de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes por imponer la ruta a Punta Venado, en lugar de dirigirlo a Cancún, como piden, y con razón, empresarios turísticos yucatecos.

El modelo de entrega de la nación, no contempla los intereses nacionales, sino los extranjeros. En el sector petrolero, turístico o comercial, entre otros.

Cabe señalar que las únicas voces que se han elevado, desde el ámbito político, en contra del Dragon Mart, provienen del PAN en Yucatán. Se trata del senador panista Daniel Ávila, quien personalmente se ha interesado en el tema. Sin embargo, sus pares del PRI, simplemente no han movido un dedo al respecto. Mucho menos los legisladores priistas de San Lázaro, de los que prácticamente nada se sabe, salvo de sus romances en fotos de Facebook o de sus andanzas quijotescas contra los mosquitos en Mérida.

La población meridana, algunos creen o a eso le apuestan, no entiende o no relaciona las manos levantadas en San Lázaro con el desempleo, el encarecimiento de la vida o la pérdida de trabajo por la invasión de productos chinos.  Es decir, con el quehacer de los legisladores federales, que poco o nada explican de lo que votan en el Congreso Federal. Como ocurrió con la reforma fiscal, convertida en una auténtica guillotina para miles y miles de profesionistas y empresarios micro, pequeños y medianos de Yucatán.

El proyecto de Dragon Mart se ha manejado “a oscuras”, pues no se han evaluado las consecuencias económicas y ambientales que tendría, y si esto es así es porque  hay grandes intereses económicos de funcionarios de Quintana Roo, empezando por el gobernador Roberto Borge Angulo y autoridades municipales y de Puerto Morelos, ha dicho el senador Daniel Ávila Ruiz. Pero la trama, llega más arriba y, claro está, tiene ramificaciones en Yucatán. Sin lugar a dudas.

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